Tormenta Solar
jueves, 30 de agosto de 2012
Tema
Una tormenta solar es una explosión violenta de sol que provoca
hacia el espacio, su erupción puede dañar la atmosfera de un planeta en este
caso afecta a nuestro planeta La Tierra irritando y dañando su atmosfera porque
sus erupciones equivalen a miles de bombas atómicas. Las llamaradas solares y
vastas explosiones, conocidas como eyecciones de masa coronal, lanzan fotones
de alta energía y materia altamente cargada hacia la Tierra, sacudiendo la
ionosfera del planeta y el campo geomagnético.
Existen tres tipos de erupciones:
Se sucedieron 9 días de severo clima espacial; auroras fueron
vistas hasta en latitudes ecuatoriales incluso en el Caribe o en las islas
Baleares (y no en el Ártico como es habitual); el evento fue descrito como “la
primera vez en la que el hombre comprobó que no estaba solo en el universo” y
como “el nacimiento de la astronomía moderna”. En aquella época, la energía
eléctrica apenas si empezaba a utilizarse, por lo que los efectos de la
tormenta casi no afectaron a la vida de los ciudadanos.
La intensidad del
ciclo solar se mide en número máximo de manchas solares –
manchas oscuras en el Sol que marcan las áreas de actividad magnética
incrementada. Cuantas mayores manchas
solares, más posibilidades de que tenga lugar una gran tormenta solar.
El Sol está variando constantemente en ciclos,
a través de períodos de aumento y disminución de intensidad. Los científicos
controlan el ciclo de aproximadamente 11 años a través del seguimiento de las
manchas solares es decir que aproximadamente cada 11,5 años se produce este
fenómeno.
Durante las épocas punta de emisiones
(llamadas máximos solares) existe una posibilidad mucho mayor para la
ocurrencia de fenómenos tales como las Eyecciones de Masa Coronal (CMEs), las
cuales son intensas tormentas de viento solar.
Existen tres tipos de erupciones:
1.
Erupción solar: La primera etapa, las
comunicaciones se cortan. Tarda 8 min. en llegar. Además, hace que la atmósfera
aumente su tamaño hasta las órbitas de los satélites, y pueden caer a la
tierra.
2.
Tormenta de Radiación: Consiste en un
"ataque" de radiación contra la Tierra. Esta puede freír los
circuitos eléctricos y atacar a las personas. En la Tierra estamos protegidos
gracias a los efectos combinados de la Atmósfera. Debido a esto, sólo afecta a los
astronautas que no estén a salvo.
3.
CME: La onda más peligrosa, ya que
daña a los satélites y a los transformadores eléctricos del planeta por los que
pase electricidad. Daña las comunicaciones en todo el planeta. Tiene campo
magnético: si está orientada al norte, rebotará inofensivamente en la
magnetosfera; si está orientada hacia el sur, causaría una catástrofe global,
por los daños que ocasionaría. Las CMEs
solares arrojan erupciones de hasta cien mil millones de toneladas de gas
electrificado hacia la Tierra a altísimas, velocidades de hasta 2.000
kilómetros por segundo
HISTORIA DE LAS TORMENTAS
SOLARES
El 2 de Septiembre 1859 se produjo una gran
llamarada solar que afectó a las primeras redes del telégrafo instaladas de
Norteamérica y Europa, provocando cortocircuitos e incendios.
A este fenómeno
se le denominó evento Carrington nombre que adoptó
del sol.
En marzo de 1989,
una tormenta solar mucho menos intensa que la de 1859, provocó que la planta
hidroeléctrica de Quebec (Canadá) se detuviera durante más de nueve horas; los
daños y la pérdida de ingresos resultante se estiman en cientos de millones de
dólares.
Con una tormenta
solar solamente algo más intensa o fuerte sería imposible reparar en poco
tiempo todos los grandes grupos eléctricos. Ya que de esta maquinaria
industrial de no hay repuestos.
Las grandes tormentas geomagnéticas ya ocurrieron
varias veces en pocos años. En concreto 9 veces, sin dejar consecuencias
graves.
LOS
HECHOS MÁS RECIENTES
Las tormentas solares y las eyecciones de masa
coronal asociadas pueden erosionar significativamente la superficie lunar,
según los resultados de un nuevo conjunto de simulaciones por ordenador hechas
por científicos de la NASA. (NCYT) Ésta es la primera vez que se ha intentado
predecir los efectos de una eyección de masa coronal sobre la Luna.
Además de retirar una cantidad
sorprendentemente grande de material de la superficie lunar, el fenómeno podría
funcionar como un mecanismo importante para la pérdida de atmósfera en planetas
como Marte, que no están protegidos por un campo magnético global.
Básicamente, las eyecciones de masa coronal
son ráfagas intensas de viento solar normal, una corriente difusa de gas
ionizado, o plasma, que es impulsado desde la superficie solar hacia el
espacio.
Una eyección fuerte de masa coronal puede
contener alrededor de mil millones de toneladas de plasma moviéndose a
velocidades de hasta 1,6 millones de kilómetros por hora y conformando una nube
de tamaño mucho mayor que el de la Tierra.
El plasma se crea cuando fenómenos
energéticos, como un intenso calor o radiación, expulsan a los electrones de
los átomos de un gas, convirtiendo a los átomos en partículas cargadas eléctricamente
llamadas iones. El Sol está tan caliente que el gas se emite en forma de iones
y electrones libres, en lo que constituye el plasma del viento solar.
La Luna no tiene atmósfera que merezca ser
llamada así; tan sólo posee un tenue halo de materia, incapaz de ejercer de
escudo para la superficie lunar, por lo que ésta queda expuesta a los efectos
de las eyecciones de masa coronal.
El plasma de las eyecciones de masa coronal
impacta contra la superficie lunar y algunos de los átomos de la
El modelo predice que entre 100 y 200
toneladas de material lunar podrían ser retiradas de la superficie lunar
durante el paso típico de 2 días de una eyección de masa coronal.
CONSECUENCIAS DE LAS TORMENTAS SOLARES
"El Sol está despertando de un letargo
profundo y en los próximos años, esperamos ver niveles de actividad solar mucho
más elevados. Al mismo tiempo, nuestra sociedad tecnológica ha desarrollado una
vulnerabilidad a las tormentas solares que no tiene precedentes. Nos reuniremos
para discutir la 'intersección' de estas dos cuestiones". Richard Fisher,
Jefe de la División de Heliofísica de la NASA.
Nuestras redes eléctricas no están diseñadas
para resistir esta clase de súbitas embestidas energéticas. Por lo que resultan
inimaginables los daños que podrían producirse en nuestra forma de vida si un
hecho así sucediera en la actualidad. De hecho, y según el análisis de la NASA,
millones de personas en todo el mundo no lograrían sobrevivir.
Un informe
extraordinario financiado por la NASA y
publicado por la Academia Nacional de
Ciencias de los Estados Unidos (NASA), advierte de las
terribles consecuencias que podría tener para la civilización sobre la Tierra.
Y resulta que, según el citado informe, son precisamente las sociedades
occidentales las que, durante las últimas décadas, han sembrado sin quererlo la
semilla de su propia destrucción. «Nos estamos acercando cada vez más hasta el
borde de un posible desastre», asegura Daniel Baker, un experto en clima
espacial de la Universidad de Colorado en Boulder y jefe del comité de la NASA
que ha elaborado el informe.
El reporte de la NASA, “Severe Space
Weather Events—Societal and Economic Impacts”, indica que tanto los sistemas
eléctricos, la navegación GPS, el transporte aéreo, los sistemas financieros y
las comunicaciones de emergencia por radio serían interrumpidos. Se trata de
nuestra actual forma de vida, dependiente en todo y para todo de una tecnología
cada vez más sofisticada. Una tecnología que, irónicamente, resulta muy
vulnerable a un peligro extraordinario: los enormes chorros de plasma
procedentes del Sol. Un plasma capaz de freír en segundos toda nuestra red
eléctrica (de la que la tecnología depende), con consecuencias realmente catastróficas.
El
informe subraya la existencia de dos grandes problemas de fondo: El primero es
que las modernas redes eléctricas, diseñadas para operar a voltajes muy altos
sobre áreas geográficas muy extensas, resultan especialmente vulnerables a esta
clase de tormentas procedentes del Sol. El segundo problema es la
interdependencia de estas centrales con los sistemas básicos que garantizan
nuestras vidas, como suministro de agua, tratamiento de aguas residuales,
transporte de alimentos y mercancías, mercados financieros, red de
telecomunicaciones. Muchos aspectos cruciales de nuestra existencia dependen de
que no falle el suministro de energía eléctrica.
Ni
agua ni transporte: irónicamente, y justo al revés de lo que sucede con la
mayor parte de los desastres naturales, éste afectaría mucho más a las
sociedades más ricas y tecnológicas, y mucho menos a las que se encuentran en
vías de desarrollo. Según el informe de la Academia Nacional de Ciencias
norteamericana, una tormenta solar parecida a la de 1859 dejaría fuera de
combate, sólo en Estados Unidos, a cerca de 300 de los mayores transformadores
eléctricos del país en un periodo de tiempo de apenas 90 segundos. Lo cual
supondría dejar de golpe sin energía a más de 130 millones de ciudadanos
norteamericanos.
Lo
primero que escasearía sería el agua potable. Las personas que vivieran en un
apartamento alto serían las primeras en quedarse sin agua, ya que no
funcionarían las bombas encargadas de impulsarla a los pisos superiores de los
edificios. Todos los demás tardarían un día en quedarse sin agua, ya que sin
electricidad, una vez se consumiera la de las tuberías, sería imposible
bombearla desde pantanos y depósitos. También dejaría de haber transporte
eléctrico. Ni trenes, ni metro, lo que dejaría inmovilizadas a millones de
personas, y estrangularía una de las principales vías de suministro de
alimentos y mercancías a las grandes ciudades.
Los
grandes hospitales, con sus generadores, podrían seguir dando servicio durante
cerca de 72 horas. Después de eso, adiós a la medicina moderna. Y la situación,
además, no mejoraría durante meses, quizás años enteros, ya que los
transformadores quemados no pueden ser reparados, sólo sustituidos por otros
nuevos. Y el número de transformadores de reserva es muy limitado, así como los
equipos especializados que se encargan de instalarlos, una tarea que lleva
cerca de una semana de trabajo intensivo. Una vez agotados, habría que fabricar
todos los demás, y el actual proceso de fabricación de un transformador eléctrico
dura casi un año completo.
El
informe calcula que lo mismo sucedería con los oleoductos de gas natural y
combustible, que necesitan energía eléctrica para funcionar. Y en cuanto a las
centrales de carbón, quemarían sus reservas de combustible en menos de treinta
días. Unas reservas que, al estar paralizado el transporte por la falta de
combustible, no podrían ser sustituidas. Y tampoco las centrales nucleares
serían una solución, ya que están programadas para desconectarse
automáticamente en cuanto se produzca una avería importante el de las redes
eléctricas y no volver a funcionar hasta que la electricidad se restablezca.
Sin
calefacción ni refrigeración, la gente empezaría a morir en cuestión de días.
Entre las primeras víctimas, todas aquellas personas cuya vida dependa de un
tratamiento médico o del suministro regular de sustancias como la insulina. «Si
un evento Carrington sucediera ahora mismo -asegura Paul Kintner, un físico del
plasma de la Universidad de Cornell, de Nueva York- sus efectos serían diez veces
peores que los del huracán Katrina». En realidad, sin embargo, la estimación de
este físico se queda muy corta. El informe de la NASA cifra los costes de un
evento Carrington en dos billones de dólares sólo durante el primer año (el
impacto del Katrina se estimó entre 81 y 125 mil millones de dólares), y
considera que el periodo de recuperación oscilaría entre los cuatro y los diez
años.
Por
supuesto, el informe no se limita a describir escenarios de pesadilla sólo en
los Estados Unidos. Tampoco Europa, o China, se librarían de las desastrosas
consecuencias de una tormenta geomagnética de gran intensidad.
AVANCES TECNOLÓGICOS
Gran parte del
daño puede ser mitigado si quienes tienen la responsabilidad sobre el tema
saben que una tormenta se avecina. Se puede poner a los satélites en "modo
seguro" y desconectar transformadores para protegerlos de descargas
eléctricas dañinas. Sin embargo, cualquier acción preventiva necesita un
pronóstico confiable —una tarea que ha sido asignada a la NOAA (National Oceanic
and Atmospheric Administration o Administración Nacional Oceánica y
Atmosférica, en idioma español).
"El
pronóstico del tiempo en el espacio está recién en su etapa inicial, pero
estamos progresando bastante rápido", dice Thomas
Bogdan, quien es el director del Space Weather Prediction Center (Centro de
Predicción del Tiempo en el Espacio), de la NOAA, en
Boulder, Colorado.
Para Bogdan, la
cooperación entre la NASA y la NOAA es clave. "La flotilla de naves
espaciales de la NASA destinadas a la investigación en el campo de la
heliofísica nos proporciona información casi al minuto de lo que está
ocurriendo con el Sol. Las naves son un complemento importante para nuestros
propios satélites GOES y POES, que se enfocan más en el ambiente alrededor de
la Tierra".
De entre docenas
de naves espaciales de la NASA, Bogdan menciona tres que tienen una importancia
especial: STEREO, SDO y ACE.
·
STEREO (Solar TErrestrial RElations
Observatory u Observatorio de Relaciones Terrestres Solares, en idioma español)
son dos naves espaciales estacionadas en lados opuestos del Sol, con un campo
de visión combinado que cubre el 90% de la superficie estelar. En el pasado,
era posible que algunas manchas solares activas se escondieran en el lado
lejano del Sol, siendo de este modo invisibles desde la Tierra, y de pronto
aparecieran en el borde escupiendo erupciones solares y CMEs (Coronal Mass
Ejections ó Eyecciones de Masa Coronal, en idioma español). STEREO hace que sea
imposible que ocurran ataques sorpresa de esta naturaleza.
·
SDO (Solar Dynamics Observatory u Observatorio
de Dinámica Solar, en idioma español) es la más reciente incorporación a la
flotilla de la NASA. Apenas lanzado en febrero, este observatorio puede
fotografiar regiones activas del Sol con resoluciones espectral, temporal y
espacial mucho mejores que las que hasta ahora se han alcanzado. Los
investigadores pueden en este momento estudiar las llamaradas solares con
exquisito detalle, alentando de este modo la esperanza de poder saber cómo funcionan
las erupciones y cómo predecirlas. El SDO también monitoriza la emisión solar
de rayos en el UV extremo, que controla la respuesta de la atmósfera terrestre
a la variabilidad solar.
·
ACE (Avanced Composition Explorer ó Explorador
Avanzado de Composición, en idioma español), el cual fue lanzado en el año
1997. Este es el satélite de la NASA favorito de Bogdan, sin embargo, es uno
más viejo "¿Dónde estaríamos sin
él?", se pregunta. El ACE monitoriza el viento solar. Se localiza
corriente arriba entre el Sol y la Tierra y detecta ráfagas de viento solar,
CMEs de miles de millones de toneladas y tormentas de radiación, hasta 30
minutos antes de que lleguen a nuestro planeta.
"El ACE es nuestro mejor sistema de
alerta temprana", dice Bogdan. "Nos permite notificar a los operadores de los servicios públicos
y de satélites cuándo una tormenta está por hacer impacto".
Los
expertos de la NASA opinan que no tenemos un sistema de alertas que nos avise a
tiempo. Actualmente, las mejores indicaciones de una tormenta solar en camino
proceden del satélite ACE (Advanced Composition Explorer). La nave,
lanzada en 1997, sigue una órbita solar que la mantiene siempre entre el Sol y
la Tierra. Lo que significa que puede enviar (y envía) continuamente datos
sobre la dirección y la velocidad de los vientos solares y otras emisiones de
partículas cargadas que tengan como objetivo nuestro planeta.
ACE, podría avisarnos de la inminente llegada de un
chorro de plasma como el de 1859 con un adelanto de entre 15 y 45 minutos. Y en
teoría, 15 minutos es el tiempo que necesita una compañía eléctrica para
prepararse ante una situación de emergencia. Sin embargo, el estudio de los
datos obtenidos durante el evento Carrington muestra que la eyección de masa
coronal de 1859 tardó bastante menos de 15 minutos en recorrer la distancia que
hay desde el ACE hasta la Tierra. Por no contar, además, que ACE tiene ya once
años y que sigue trabajando a pesar de haber superado el periodo de actividad
para el que había sido diseñado. Algo que se nota en el funcionamiento, a veces
defectuoso, de algunos de sus sensores, que se saturarían sin remedio ante un
evento de esas proporciones. Y lo peor es que no existen planes para
reemplazarlo.
Para
Daniel Baker, experto en clima espacial de la Universidad de Colorado, que
formó parte de una comisión que alertó de los problemas de este satélite, «no
tener una estrategia para sustituirlo cuando deje de funcionar es una completa
locura». De hecho, otros satélites de observación solar, como SOHO, no pueden
proporcionarnos alertas tan inmediatas ni tan fiables como las de ACE. Para
Baker y los demás investigadores que han elaborado el informe, el mundo
probablemente no hará nada para prevenirnos de los efectos de una tormenta
solar devastadora hasta que ésta, efectivamente, suceda. Parte del éxito de la
prevención de una devastadora tormenta solar depende de la coordinación entre
la NASA y NOAA, utilizando la información de los exploradores espaciales
STEREO, SDO y ACE.
Las naves
espaciales de la NASA no estaban originalmente destinadas al pronóstico
operacional —"pero resulta que nuestros datos tienen usos económicos y
civiles prácticos", hace notar Fisher. "Esto es un buen ejemplo de
cómo la ciencia espacial puede servir a la sociedad moderna".
2010 marca el
cuarto año consecutivo en que dirigentes, investigadores, legisladores y
periodistas se han reunido en Washington DC para intercambiar ideas sobre el
tiempo en el espacio. Los organizadores del foro hicieronr énfasis en la
protección de la infraestructura crítica. La finalidad es mejorar la habilidad
de la nación para prepararse, contener y responder ante eventos espaciales potencialmente
devastadores.
"Creo
que estamos en el comienzo de una nueva era, en la cual el tiempo en el espacio
podrá tener tanta influencia sobre nuestras vidas diarias como el tiempo en la
Tierra", concluye Fisher. "Nos
tomamos esto muy en serio".
La
NASA lanzó en febrero del 2010 desde Florida el Observatorio de Dinámica Solar (Solar Dynamics
Observatory, SDO), una sonda que emprenderá «una misión sin precedentes» para
proporcionar a los científicos los datos más extraordinarios y desconocidos
sobre el comportamiento del Sol. Durante cinco años, la sonda, equipada con
unos extraordinarios telescopios, rastreará de forma incansable las manchas y
llamaradas solares. Su objetivo final es desentrañar, entre otros misterios,
cómo el campo magnético de nuestra estrella afecta al resto de nuestro sistema
solar.
Hipotesis
Las tormentas solares son peligrosas para la vida humana, tecnología y superficies de planetas rocosos.
Objetivo general
- Presentar todas las características de uno de los fenómenos naturales producidos en el sol, denominado tormenta solar.
Objetivos especificos
- Investigar que es una tormenta solar.
- Conocer como se produce una tormenta solar.
- Determinar las causas y consecuencias de las tormentas solares.
- Desarrollar una herramienta que permita recrear una tormenta solar.
Justificacion
Dar a conocer uno
de los fenómenos que ocurren en el Sol y cómo influyen sobre la tierra, tanto
en seres vivos como en otros aspectos físicos que componen su superficie.
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